jueves, 25 de junio de 2009

Simulacro 9 - Aplicación del manifiesto

Palabras. Ni humo. Sólo abstractos, dioses y vacío. Sí tienen mucho más impacto la descripción de las verdades y las mentiras en vuestras vidas, pero el legado de la historia siempre deja por recuerdo valioso los hechos y los ingenios intemporales. La irrealidad, tratada como verdad, no retrata nada valioso sino un aburrido enfrentamiento contra uno mismo. Equivocarse y no saber porqué lleva a los trotamundistas a creer que no estaban equivocados. Y eso los hace detenerse en tontas riñas, en desenmarañar disputas. La poesía, la música y otras formas de lenguaje tienen más objetivo que el de tratar de atrapar las incompresiones que describe la mente subjetiva y simplista de quien padece los hechos.

Sin embargo, quien trata los enrevesados caminos de la mente como algo inmerecedor de mención para un humano, por su propia complejidad, por lo inhóspito que es el trazado de nuestros actos, recae en que obtiene más regalo en describir dos cosas: la verdad y la mentira absoluta.

La verdad la dejaremos para los libros de texto, para los estudios polvorientos, imposibles de apartar de su propio desorden cuando noche tras noche ponen orden en la mente de quien remueve los volúmenes inacabables y gasta tinta para crear esquemas y redes de imágenes en su mente, quien trata de atrapar los meses, años y siglos de evolución del conocimiento en tan sólo unos días, unas horas, haciendo su vida un poco más inmortal, pero a pesar de todo finita. También tiene la verdad la capacidad de narrar los más increíbles hechos, pero no por ello menos ciertos, y estos despiertan siempre recónditas concavidades de nuestro ser, el cual al ser depositado en ellos atisba planicies inexploradas, abiertas, que nos permiten abrir fabulosas brechas hacia sorprendentes mentiras absolutas.

Si la verdad nos permite viajar de arriba a abajo, a todos los estratos que conforman la realidad, incluso a los que no podemos ver, oír ni sentir (mucho más
numerosos), la mentira absoluta es viajar transversalmente y crear otros espacios, otras verdades, que tejemos instantáneamente en nuestras mentes dotando a la vida no de un valor multiplicativo, sino esta vez de nuevas magnitudes que se excluyen de las ecuaciones que relacionan aquello que es cierto. Por eso y para eso existen los textos incomprensibles, las películas inaprehendibles, la música, cuando es música. Sacar cosas que el subconsciente quiere irremediablemente relacionar, a pesar de parecer absurdo, ideas que casan con sentimientos, colores y formas, con temperaturas y recuerdos, deseos de gloria y de olvido, además de la explosión en que consiste desbaratar nuestra encajonada perspectiva del mundo desvirgando la idea de infinito y también, igualmente adrenérgica, la de vacío... eso es soñar despierto trotamundista. Y si lo haces bien, quizás llevarás a la gente, no a entender esas íntimas lejanías, sino a crear sus propias telas de araña de lo abismal que reside en el individuo.

Y así es como todo forma una esfera de tensas cuerdas que vibran reclamando
ser las escogidas. Unidos esos dos grandes mundos, el de la conciencia y el
de los hechos, por ínfimos y elásticos hilos innumerables.

Así que escribe tus viajes, los verdaderos. Estoy harto de tus mentiras. Sólo historias, desenlaces y hechos, sentimientos que todos conocen, que todos hemos vivido, que no aportan sino lo mismo que el que se te caiga un naipe durante una partida... ¡Necesito tu mente, tus pensamientos más locos y movedizos, absorbentes, que hurtan mi intelecto para dejarme embobado! Las torres más difíciles de escalar, pero las más divertidas, serán aquellas que se sostienen pero tiemblan constantemente amenazando con derrumbarse, si te vale el símil. Esto te pido, que o bien describas sistemas o bien crees los más inverosímiles antisistemas inexpugnables para el saber, pero apuntados de alfileres imperceptibles que
me hagan cosquillas al momento, me duelan con el paso de los días (como una bola puzante en el estómago que tragué quizás a disgusto), y al fin sean como un estruendo o como un remordimiento, una de dos. Y que ese recuerdo incómodo de aquel viaje me haga querer repetirlo, releerlo o escucharlo una vez más. Que sea capaz de quebrar lo programado de mi tiempo, lo selectivo de mi atención, para querer que vuelvas a expresarte y yo estar ahí para querer abrazarte y besarte porque hayas despertado lo que de verdad mueve a este conglomerado de células vivas y muertas que está escribiendo esto. Y no es que yo exija demasiado, tampoco es que sea yo la lumbrera. Eres tú el que debes dar al menos un poquito de lo mejor de ti, tan sólo un poco. Pero será imposible si ese poco que des no es cierto, si son sólo palabras huecas, si no llegan al menos a lo que yo llamo, idea prestada que me ha sido de gran ayuda, un simulacro.

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(Como todo simulacro, este parte de un deseo egoísta, y para que quede claro
pondré unos ejemplos, porque ya que escasean este tipo de producciones, las
que me gustan, a ver si alguien despierta y me descubre alguna o la hace.)

En resumen, la lágrima y la risa se olvidan pronto, aunque quizás venden mucho.
Busca un ¡hostia!, un ¡joooder!, un ¡coñoo...!, un "pffff", un "pues no se...",
un "pero que demonios!!", un "no se que es... pero... buf",
algo que deje absorto, pero sobre todo que remueva algo, indefinible, que quede intranquilo.
Ahí tus palabras habrán cobrado sentido y quizás se hospeden en la mente de otros unos días, unos meses, o toda la vida. Los que busquen lectura fácil no la tendrán, pero dará igual su criterio. Son aquellos que lean cada una de las frases (algo que parece que no está muy de moda hoy día. Las frases se miran, se recorren, pero no estoy seguro de que se lean siempre) los que tendrán que juzgar y decir sí o no, o ¡no se...! xD

Por último, esto de lo que hablo existe: sigo intranquilo respecto de las películas de Antonioni, la jodida primavera de Stravinsky, una peli en la que un amigo mata a otro en un desierto y todavía no se por qué lo hace, pero de alguna forma me resulta verosímil (creo que era de gus van sant o algo así), y de alguna forma siempre estaré encerrado en la zona de Tarkovsky, aturdido por el monolito (como tantos otros, película inmortal, seguro), viajando al instante con los pasajes de "Out of this world", siempre "More than meets the eye", comprometido con "I´m tired of being me" de Extreme, o cometiendo absurdamente un crimen y tragándome después el castigo.
Y muchos otros: La Princesa Mononoke sería el canon de un simulacro, Zaratustra que puede cambiar tu forma de ver la vida, ... Son sólo ejemplos, para cada persona la cosa cambia, pero quizás así queda más claro a qué me refiero.
¿no? pues venga, dame otra oportunidad y vuelve a leer desde el principio. A lo mejor si aún no lo aciertas será que tienes que darte la oportunidad a ti mismo.