jueves, 21 de octubre de 2010

Simulacro 4 - III. Verano (revisión otoño 2010)

No es del deseo la fuerza la primavera
sino viceversa
¡No se deja!
Qué hay mejor que amar a la vida
esa es la fuerza.
Que el trigo ondee, ondule libre con el vendaval, lozano
eso es un deseo.
Más vida han sembrado huracanes que cierzos.

La fuerza es incontestable pues
no es palabra, no es verborrea, no es locución sino 
olfato, timbre, carne en movimiento.
El acto genera reacción
donde tumba a la piedra el viento.
Silbido ocupa al silencio
sólido ejemplo.

El deseo es incontenible
es la meta.
Contener la fuerza que lo empuja
por miedo
es poner la mano en el fuego;
una tontería porque
abrasa el árbol 
el tacto
de sus hijos las yemas.

Más rastrojos que las quemaduras deja el resentimiento.
Toda reacción sin motivo revierte arrepentimiento.
-
-
El deseo ya no resiste pero 
como acostarse en la hierba fresca:

te acomodas mece 
te revuelves corta
te duermes
-
mueres
-
descompone
humifica
invier te

nueva simiente

se va haciendo flexible
más viva.
El cascarón parece rígido
inerte.
Qué extraño mundo donde
una simple pared de huevo
puede separar en un puño a un feto
de aire, gallina, pradera, montañas,
planeta, galaxia, universo.

¡Romper esa dura coraza!
El límite en lo que no contiene.
Continente que no tendrá costas
para que todo el océano pueda abarcar.
-
-
Brusco fue/es/será el primer empujón.
"Antes de levantarte
debes aprender a caer."

¡Que golpeen fuerte los
huesos contra las rocas!

¡Olas y barcas se alcen!

¡Se alzan granates y astillas!

Serán los restos atardecer
contraste
cadencia interminable
de ondas catabolismo
culminando
en dunas de sal y arena
inflada la superficie y curvada

armónicos de vasta profundidad.
-
-
El deseo a la deriva
exhausto
a la deriva en bemol rema
reflejos dorados
e inmune al azul veneno

proyecta el río que remontar,
de caudal a estrechar y cuyo
discurso de intestino ofrece
más que exige
un ecosistema donde trocar.

Reunión arbórea bajo las estrellas
ojos que descansan del reciente eco diurno
o bien del remoto pasado despiertan.

Sisean las hojas, bailan
libres de sus sombras
en la fresca roca
al rumor nocturno
que remolonea colina abajo
muriendo en el embudo
de la ciudad que se
para
jardín primavera de noche estival.

Algún loco tararea
en la otra orilla y al revés 
                           bajo el río.
La soledad... es una utopía.
¡No existe!
Admiración, aspiración, inspirado deseo
su mismo castigo.
No se requiere pensar en la ausencia
se vive.
¿No te parece una penosa ironía?

No hay comentarios: